Lecturas pendientes

Siempre he leído. Mucho, pero ahora no consigo centrar mi atención. ¿Por qué será? Demasiadas cosas en la cabeza. La mayoría buenas, pero demasiadas.

Resulta que en las mesillas junto a las que ahora duermo (que son varias), en mi bolsa de tela y aquí y allá se acumulan los libros.

Y con ellos, también aumenta mi sentimiento de culpa.

Queridos libros, os prometo que recuperaré mi atención y disfrutaré de vosotros. Porque éstas son mis lecturas pendientes:



Culpa, muchísima, porque Murakami es uno de mis autores favoritos. Sí, yo soy una de esas lectoras que cuanto más triste y deprimente es la trama, más disfruta. Porque la persona que tanto amo me regaló Baila, baila, baila una tarde de otoño.




Cien años de soledad. Porque lo he leído varias veces y regresar a cualquiera de las páginas alumbradas por Gabriel García Márquez es puro placer. Sí, lo es, pero esta vez me resisto. ¡Y mira que yo soy hedonista!



Diario de un ama de casa desquiciada. Llegué hasta la mitad y de ahí no pasé. Me lo sugirió Aida Peral cuando era librera en la madrileña A punto. Aunque me reí y disfruté de cada línea, sigue en la mesilla.


(© Fotos CyC)


El lenguaje de las flores. Me lo recomendó alguien como Isabel Marías, ella, que tanto sabe de flores. Mi madre, la lectora más voraz que conozco, lo devoró en una tarde y me dijo: 'Es sencillamente maravilloso'. Y añadió, a colación de un día especial: 'María, poner lavanda no es buena idea. Es símbolo de desconfianza'.

Todos empezados; todos con su punto de lectura. Todos esperando que yo recuperé mi atención. Voy a buscarla ahora mismo.

Comentarios

  1. Hola María,
    si te gusta la literatura triste te recomiendo Banana Yoshimoto, cualquiera de sus libros, pero Kitchen en particular.

    Besos¡

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