Cómo me gustan los hoteles

Los hoteles despiertan en mí una curiosidad extraña.

Me gusta imaginar qué sucedió en la habitación que ocupo. Y qué será después, cuando haya cerrado la puerta.

Pienso que ha sido escenario de momentos compartidos, conversaciones y guerras desatadas. Seguro que también de tiempos de soledad.

No he visitado muchos, o sí. No lo tengo claro. Porque también me encanta viajar de otro modo, en furgoneta. Lo he hecho con mi hermano, que ha comenzado las obras de un albergue, en Logroño.

No es un hotel pero se le parece y juego con la idea de ayudarle, recibir a los huéspedes, peregrinos y gente de paso. Le pido que construya una terraza, en la azotea, para tomar el sol mientras se seca la ropa, quizá abrir una botella de vino o prepara té y hablar con ellos.

Mientras mi hermano comienza a construir su sueño, Check In Rioja, yo doy forma a los míos, entre ellos, claro, dormir plácidamente en hoteles como:

Viura (www.hotelviura.com), un cuatro estrellas en Villabuena de Álava, precisamente a tan sólo unos kilómetros de Logroño. 



(© Foto Viura) 

Su arquitectura deja sin palabras. Son cubos superpuestos de forma casi azarosa y, en todo punto, caprichosa. 

Acaricio la fantasía de regresar a Getaria y esta vez no sentir ni escuchar el frío que se cuela por la ventana de la pensión. Esta vez, habrá una habitación a mi nombre en el Hotel Iturregui (www.hoteliturregui.com).


(© Foto Iturregui)

Con unas vistas inigualables de la costa vasca. Permite respirar el aroma del mar, mecerse con su sonido y evadirse. 

No lejos de Madrid, cerca de Sigüenza, está El Molino de Alcuneza (www.molinodealcuneza.com). Me asomaré a la ventana y saludaré al perro. 


Antes o después habré compartido un gran desayuno.


(© Fotos El Molino de Alcuneza)

Por último, creo que volveré cerca del mar. Iré hasta los valles verdes de Pontevedra y en El Pazo da Touza (www.pazodatouza.info) querré vivir eternamente.


Quizá sus propietarias, las primas Cervera, tengan alguna tarea para mí. Lavar sábanas quizá llevar flores frescas a las mesillas de noche. Cuidar del jardín...


(© Fotos El Pazo da Touza)

Y así haré mis prácticas esperando que mi hermano algún día me quiera como alberguera. 

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